Sobre la figura de Emilio Herrera

Hace unas semanas se ha presentado en Granada Generaciones de Plata, un proyecto cuyo objetivo es “Contribuir al reconocimiento y recuperación del honor, la dignidad y la memoria de los hombres y mujeres dedicados a la ciencia, que sufrieron el exilio, la represión y la muerte durante el período de la Guerra Civil y los años siguientes”. Uno de estos nombres es Don Emilio Herrera Linares. Sobre su persona se puede consulta el siguiente enlace Emilio Herrera en Generaciones de Plata

Llegué a Don Emilio Herrera por casualidad, como se llega a otros muchos personajes que ahora se relacionan con la Guerra Civil, pero que, en realidad, se deberían relacionar con la Historia de España en mayúsculas y no sólo con un periodo determinado de tiempo. El personaje, además, traía compañía: su biógrafo, el gran historiador y excelente persona Emilio Atienza, pues pocos personajes en España disponen de una biografía tan amplia y de un biógrafo tan entregado a su estudio. Ha sido Emilio Atienza quien me lo ha enseñado todo sobre nuestro personaje.

En estos últimos años he asistido a un reconocimiento cada día mayor de su persona especialmente en el ámbito científico con reportajes en los principales diarios de tirada nacional, la inclusión en el proyecto Generaciones de Plata anteriormente mencionado y la creación por parte de la Universidad de Granada del Aula Emilio Herrera Linares de Ciencia y Tecnología.

Es fácil enamorarse del personaje poliédrico, así como de su sencillez y entereza moral, pues como decía Nuestra Bandera, revista del Partido Comunista en los años 80: “El prestigio del General Herrera, su gran estampa moral y ética, reconocida por toda la emigración española por todas las organizaciones sin excepción, por todas las personalidades de la democracia republicana, inclusive muchos de la monarquía, le llevaron a ocupar, por poco tiempo, la presidencia en el exilio y a ostentar el cargo de Ministro de Guerra.”
Fotografía de Robert Capa

Sin embargo, no tiene ni un humilde rincón en nuestro alabado Parque de las Ciencias a pesar de su reconocimiento nacional e internacional como científico. No se entiende ese olvido ni ese desprecio.
Y, mientras en Granada cae una lluvia de esculturas, la dedicada a Emilio Herrera languidece y muere por destrozo, carece de una parte, está borrosa, las letras apenas pueden leerse, la figura está difuminada y parece incompleta sin que en estos momentos sea posible reconocer correctamente a quién está dedicado el monolito ni la importancia de su razón de ser.

Igual de penosa es la situación de su tumba abandonada y sucia a la que también le faltan letras. ¿No es obligación de la empresa concesionaria del cementerio mantener tumbas como ésta en perfecto estado de conservación y limpieza? ¿No ha incluido la empresa encargada del cementerio esta tumba en sus visitas? ¿No merece este señor, pionero de la aviación, uno de los más importantes investigadores andaluces y españoles, y Presidente de la República en el exilio que el lugar donde reposan sus restos sea mantenido dignamente?

El epitafio en su tumba dice: “No me lloréis, imitadme”. Un buen ejemplo para estos tiempos duros y difíciles que merece que esta ciudad trate con dignidad. 


Publicado en GRANADAIMEDIA el 9 de Octubre del 2014

Comentarios